“¿Por qué, entonces, solo una pequeña parte de la izquierda defiende la causa del vegetarianismo? Porque los hábitos ligados a nuestras pulsiones más básicas ( y el hambre es la primera) se consideran “naturales”, y son, por tanto , difícilmente asequibles a la reflexión, al asalto dialéctico de la razón. Y así, el arquetipo del macho armado, ora cazador, ora guerrero, sigue presidiendo nuestra salvaje cultura patriarcal, nuestra despiadada sociedad competitiva, depredadora, carnívora”
Me parecía una reflexión muy, pero que muy pertinente, y muy valiente, que invita a abandonar lo que tenemos por “natural” y someterlo a un juicio crítico. Como hemos expuesto anteriormente en la trascripción del Informe de las Naciones Unidas la prostitución es un hábito cultural considerado natural por la mayoría de los hombres, y si existe una sola posibilidad de que la izquierda varonil, patriarcal y carnívora, se cuestione una práctica tan ancestral como el consumo de carne animal, ni que decir tiene la de posibilidades que habrá para que se plantee de una vez y para siempre la compra de cuerpos de mujeres y niñas para su uso sexual.
Es decir, si por fin acogemos el espíritu crítico frente a lo culturalmente dado, qué duda cabe que lo primero en cuestionarnos debe ser la rentabilísima “industria de la carne”,
Como se denomina sin eufemismos a la “industria del sexo” en los círculos feministas radicales, esos círculos de los que tanto, por lo visto, les gusta presumir, como asiduos, a los metamachistas feministas. Y esto por no hablar de las secuelas dañinas de la protitución, tantas veces enumeradas, tanto para el que la consume, que termina por no distinguir entre lo que le pertenece y lo que no le pertenece, entre lo que es real y lo que no es real, entre los derechos y los abusos...
Así pues no es difícil hacer la conversión en lo que nos ocupa, y agradecer al autor del artículo su indirecta colaboración: “¿ por qué entonces todavía hay parte de la izquierda que se resiste a la causa “abolicionista”, a “no comprar carne humana para su uso sexual”? Porque los hábitos ligados a nuestras pulsiones más básicas (“ y el sexo es una de ellas”) se consideran “naturales”, y son, por tanto , difícilmente asequibles a la reflexión, al asalto dialéctico de la razón. Y así, el arquetipo del macho armado, ora cazador, ora guerrero, sigue presidiendo nuestra salvaje cultura patriarcal, nuestra despiadada sociedad competitiva, depredadora, carnívora y ”prostituidoral”.
Ahora bien, nuestra militancia no nos deja más remedio que añadir algo, aún a riesgo de desengañar una vez más a los metamachistas feministas naturalmente de izquierdas, pues éstos insisten en afirmar que hay una única/doble militancia; defienden que el feminismo y el socialismo vienen a ser la misma cosa. Hemos de aclarar que, sintiéndolo por sus ensoñaciones paternales, el feminismo es históricamente anterior al socialismo, y esto lo afirmamos sin ninguna intención de disminuir la importancia histórica de éste; con el ánimo solamente de recordar que antes de que hubiera un sistema capitalista instalado en todo lo que conocemos y nos rodea como sistema socioeconómico, hubo y hay, un sistema socioeconómico tan antiguo como el neolítico, y éste no es otro que el sistema patriarcal existente en la tierra desde que los varones se intercambian mujeres entre sí- independientemente de que los varones coman mamuts o “tofu”- y es desde entonces, desde que el sistema prostitucional se configura como relación socioeconómica...; sí, una cultura enteramente patriarcal y prostituidora, en todas sus versiones posibles – la más moderna es esta prostitución industrializada que obliga, con todas sus letras, a viajar a las mujeres a la velocidad de la luz allí donde haya una demanda patriarcal.
Y es desde entonces, desde siempre, que las mujeres luchamos por nuestra libertad, y es desde entonces, desde siempre que el feminismo es la lucha por la libertad.
Metamachismo feminista - Contradicción in términis, por Alicia Martínez @ Red Feminista
Comentário da minha amiga Lavínia é extremamente didático e genial:
"A coisificação
O processo de automatização para o consumo a que somos submetidos transforma os seres em 'coisas'. Procura-se uma forma de abstrair a 'pessoa' (humana ou não-humana), apresentando-a com nova classificação. Se dá em relação às mulheres da categoria 'pra vadiar', que são reduzidas a peitos e bundas, e assim tbm em relação aos animais, apresentados com 'cortes' específicos, dissociados do aspecto do 'todo', em bandejinhas cada vez mais assépticas.
(...)
O ponto de convergência parece ser que, tanto na escolha da carne de açougue, como na escolha da prostituta, em ambos os casos foram suprimidas as ligações que explicitam que aqueles 'produtos' são pessoas. O bicho é um ser com vida própria, a prostituta é filha de alguém, mãe de alguém..., pessoas, enfim!"
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